Revelador informe mostró los abusos que sufren las menores en el mundo de las modelos webcam en Colombia

El auge de la industria de las sexcams en Colombia expuso a miles de jóvenes, muchas de ellas menores de edad, a situaciones de explotación y abuso sexual.

Así lo evidenció un reportaje de la BBC World Service titulado Sexcam industry recruited us while we were schoolgirls, say models (’Las modelos de la industria del sexo nos reclutaron cuando éramos colegialas’), que recogió el testimonio de varias modelos.

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La investigación cuenta además cómo estudios de webcam reclutan a adolescentes en Bogotá y otras ciudades, valiéndose de la precariedad económica y la falta de oportunidades para atraerlas a un sector que, aunque legal para mayores de 18 años, opera en la clandestinidad cuando involucra a menores.

Uno de los testimonios recogidos por el medio citado fue el de Isabella, que dio un nombre ficticio para proteger su identidad, ella tenía 17 años y un hijo de dos cuando recibió un volante a la salida de su colegio en Bogotá.

El mensaje era directo: “¿Quieres ganar dinero con tu belleza?”. La invitación provenía de un estudio que, según relata, buscaba captar alumnas adolescentes en la zona.

La necesidad económica la llevó a acudir al lugar, donde encontró una casa en un barrio empobrecido, adaptada con ocho habitaciones decoradas como dormitorios.

Allí, una pareja dirigía el estudio, que funcionaba como tantos otros en Colombia: desde pequeñas operaciones improvisadas hasta grandes empresas equipadas con luces, ordenadores, cámaras web y conexión a internet.

El funcionamiento de estos estudios consiste en transmitir en directo a través de plataformas internacionales, en la que los espectadores pagan por ver y solicitar actos sexuales a las modelos.

Los intermediarios, conocidos como monitores, gestionan la comunicación entre los clientes y las jóvenes. Isabella comenzó a trabajar al día siguiente de su llegada, a pesar de que la ley colombiana prohíbe emplear a menores de 18 años en este tipo de actividades.

“No había contrato escrito, ni detalles sobre el pago o mis derechos”, contó la menor en ese entonces.

“Me pusieron a transmitir sin enseñarme nada. Dijeron: ‘Aquí está la cámara, vamos’”. La presión para generar contenido llevó a Isabella a realizar transmisiones incluso desde su colegio.

Mientras sus compañeros aprendían inglés, ella sacaba el móvil y se grababa en su pupitre. Cuando los espectadores pedían actos específicos, pedía permiso para ir al baño y, encerrada en un cubículo, cumplía las solicitudes.

“Pensaba: ‘Es por mi hijo. Lo hago por él’. Eso me daba fuerzas”, relató.

El crecimiento de la industria de las sexcams es global. Según la firma de análisis Semrush, el número de visualizaciones mensuales en plataformas de webcam se triplicó desde 2017, alcanzando casi 1.300 millones en abril de 2025.

Colombia lidera el sector con 400.000 modelos y 12.000 estudios, de acuerdo con Fenalweb, la organización que representa al sector de webcams para adultos en el país. Los estudios alimentan de contenido a plataformas internacionales como BongaCams, Chaturbate, LiveJasmin y StripChat, que transmiten a millones de usuarios en todo el mundo.

Muchas jóvenes recurren a los estudios porque carecen de privacidad, equipo o una conexión estable en casa, especialmente si viven con sus padres o en condiciones de pobreza.

Los estudios suelen prometer dinero fácil en un país donde un tercio de la población vive en situación de pobreza, menciona el reportaje del medio británico.

Si bien algunos estudios ofrecen apoyo técnico y psicológico, los testimonios recogidos cuentan que el abuso es frecuente en operadores sin escrúpulos.

El presidente Gustavo Petro calificó a los dueños de estudios como “amos esclavistas” que engañan a mujeres y niñas, haciéndoles creer que pueden ganar buen dinero.

Las plataformas internacionales afirman tener controles para evitar la participación de menores, en cumplimiento de las leyes de la Unión Europea y Estados Unidos, que prohíben la distribución de material sexual explícito con menores de 18 años.

Sin embargo, modelos entrevistadas por la BBC aseguran que estos controles pueden eludirse fácilmente.

Una de las estrategias consiste en “reciclar” cuentas de modelos mayores de edad que ya no trabajan, asignándolas a menores.

Isabella explicó que así pudo aparecer en Chaturbate y StripChat cuando tenía 17 años: “La dueña del estudio dijo que no había problema con mi edad. Usó la cuenta de otra mujer y empecé a trabajar con esa identidad”.

Otras modelos, como Keiny, recibieron documentos falsos para poder transmitir en BongaCams a los 17 años.

Las plataformas respondieron al medio británico defendiendo sus sistemas de verificación.

• BongaCams aseguró que no permite menores y que cierra cuentas que infringen la norma, verificando documentos en una web oficial del gobierno colombiano.
• En tanto que Chaturbate afirmó que erradicó el uso de identificaciones falsas y exige imágenes en vivo junto a documentos oficiales, revisadas digital y manualmente.
• Mientras tanto, StripChat sostuvo que tiene una política de tolerancia cero y que la cuenta debe estar vinculada a la persona que aparece en cada transmisión.
• Por último, LiveJasmin no respondió a las solicitudes del medio británico que publicó el informe.

Por su parte, Keiny, ahora con 20 años, transmite desde su habitación en Medellín, equipada con varias luces, cámara y una pantalla grande.

El entorno, lleno de peluches y unicornios rosas, podría confundirse con el cuarto de una niña. “A los espectadores les gusta que parezcas joven”, comentó. Luego agregó: “Algunos piden que actúes como una niña de verdad, y eso no está bien”.

Keiny ingresó al sector para ayudar a su familia tras el divorcio de sus padres. Su padre conoce su trabajo y la apoya.

Aunque considera que empezó demasiado joven, no critica a sus antiguos empleadores.

A junio de 2025 la joven gana unos 2.000 euros al mes (más de 9.600.000 pesos colombianos con el corte a la tasa de cambio del miércoles 25 de junio de 2025), muy por encima del salario mínimo, que ronda un poco menos de 300 euros ($1′423.500 sin el subsidio de transporte que quedó en $200.000 para ese año).

“Gracias a este trabajo, ayudo a mi mamá, mi papá y mi hermana”, afirma la joven.

Algunos estudios buscan mostrar que cuidan a sus modelos. En una visita a AJ Studios, uno de los más grandes en Colombia, el medio británico conoció a una psicóloga contratada para apoyar la salud mental de las modelos y un spa que ofrece tratamientos y premios para las empleadas destacadas.

No obstante, como advierte el presidente Petro, no todas reciben buen trato ni obtienen ingresos justos.

El sector espera la nueva ley laboral para saber si habrá regulaciones más estrictas.

Modelos y estudios explicaron a la misma cadena que las plataformas suelen quedarse con el 50% de los pagos de los usuarios, los estudios con un 20-30%, y las modelos reciben el resto.

Así, si un show genera 100 euros (un poco más de 470.000 pesos colombianos), la modelo percibe entre 20 ($94.000) y 30 ($140.000). En estudios abusivos, la proporción puede ser aún menor.

Algunas modelos han trabajado hasta ocho horas por tan solo 5 euros ($23.000) si la audiencia es baja. Otras fueron forzadas a transmitir hasta 18 horas sin pausas y multadas por detenerse a comer o ir al baño.