La hija de un fallecido acude a la Justicia para no incluir como herencia 117.000 € de cuatro seguros para evitar el impuesto de Sucesiones: tendrá que pagar

El Tribunal Superior de Justicia del Principado de Asturias ratifica la liquidación del Impuesto de Sucesiones y la heredera tiene que abonar 12.044 euros, de los que 10.508 euros corresponden al tributo y 1.535 a los intereses de demora

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Firma de un testamento ante
Firma de un testamento ante notario. (Getty Images)

En una reciente sentencia dictada por el Tribunal Superior de Justicia del Principado de Asturias, se desestimó el recurso contencioso-administrativo interpuesto por Otilia contra la resolución del Tribunal Económico Administrativo Regional del Principado de Asturias (TEARA). Esta resolución rechazó su reclamación contra una liquidación tributaria relacionada con el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones, derivada del fallecimiento de su padre, Gabriel.

El origen de la disputa radica en cuatro pólizas de seguro contratadas por el causante en los años 2010 y 2011 por un valor total de 117.741,57 euros, que la hija consideraba como inversiones financieras y no como seguros de vida. De acuerdo con la argumentación de la demandante, estos productos financieros no cumplían con las características de un seguro de vida tradicional, dado que no estaban destinados a cubrir el riesgo de fallecimiento del asegurado, sino a ofrecer rendimientos a lo largo del tiempo.

Sin embargo, la sentencia del Tribunal clarifica que, a efectos fiscales, dichos productos, aunque no cumplieran con los requisitos estrictos de un seguro de vida en términos comerciales, seguían siendo considerados seguros de vida a efectos tributarios. El fallo establece que, según la legislación vigente, las cantidades percibidas por los beneficiarios de seguros de vida, en caso de fallecimiento, deben incluirse en la base imponible del Impuesto de Sucesiones, incluso cuando el producto se presentara bajo la forma de una inversión financiera.

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Cambio en la designación del beneficiario

El Tribunal también desestimó la alegación de que el testamento del causante modificara el beneficiario de las pólizas de seguro, a pesar de que la demandante, hija del fallecido, argumentó que su padre había dejado instrucciones en su testamento que facultaban a la recurrente a escoger los bienes a heredar, lo cual supuestamente podría haber incluido la modificación de los beneficiarios de las pólizas.

El Tribunal, sin embargo, resolvió que las percepciones derivadas de los seguros de vida no forman parte de la herencia misma, ya que son una prestación separada a la que el beneficiario tiene derecho directamente, sin que este derecho dependa de la división de bienes testamentarios.

El fallo enfatizó que las pólizas contratadas, a pesar de ser denominadas de forma comercial como productos de inversión, encajan en la definición técnica de un seguro de vida en el contexto tributario. Según el artículo 5 de la Ley del Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones, las prestaciones de seguros de vida están sujetas a este impuesto, aunque el producto no sea tradicionalmente un seguro de vida en su acepción común.

Además, el Tribunal recordó que, de acuerdo con la Ley de Contrato de Seguro de 1980, el tomador del seguro tiene la facultad de designar o modificar al beneficiario del mismo mediante testamento, sin necesidad de que dicho cambio se verifique en la póliza misma. No obstante, en este caso, no se aportó evidencia de que el causante hubiera modificado la designación del beneficiario de las pólizas mediante un testamento formal, por lo que la beneficiaria final seguía siendo su hija, doña Otilia.

Deuda tributaria de 12.044 euros

Finalmente, la sentencia ratificó la liquidación realizada por la Administración Tributaria, que había incluido las prestaciones derivadas de las pólizas dentro de la base imponible de la heredera, estableciendo una deuda tributaria de 12.044,06 euros, de los cuales 10.508,45 euros correspondían a la cuota liquidada y 1.535,61 euros a los intereses de demora. La parte recurrente fue condenada a pagar las costas del proceso.

Este fallo es relevante para las personas que estén involucradas en procesos de sucesión que incluyan productos financieros de características similares a un seguro de vida, ya que subraya la importancia de entender las implicaciones fiscales de los productos contratados, independientemente de su denominación comercial.

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