Qué tan malo es el café de olla; esta es la cantidad que puedes beber para no correr riesgos

Una taza aromática que seduce los sentidos, pero cuya dulzura ancestral también exige mesura. Esta bebida, ícono de la gastronomía mexicana, esconde más de lo que su cálido aroma deja entrever.

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Café de olla servido en
Café de olla servido en taza de barro, preparado con canela y piloncillo, típico de la gastronomía tradicional mexicana. - (Imagen Ilustrativa Infobae)

Aunque su preparación evoca hogares, abuelas y tradiciones centenarias, el café de olla no escapa al escrutinio de la nutrición moderna. Detrás del reconfortante sabor que combina granos de café, canela y piloncillo, existe una carga calórica que obliga a preguntarse: ¿qué tan saludable es realmente?

Un análisis nutricional reciente reveló que una taza estándar de esta bebida tradicional aporta en promedio 44 kilocalorías. La cifra podría parecer irrelevante, pero lo cierto es que varía sustancialmente según la receta.

Las versiones más espesas o generosas en piloncillo pueden llegar hasta las 112 kcal por porción, lo que convierte a este ritual matutino en un asunto de interés calórico. Por contraste, el café negro sin añadidos apenas suma 2 kcal, lo que pone en evidencia el papel del piloncillo como el principal responsable del incremento energético.

Diferentes cafeterías se están sumando a la tendencia de renombrar a la icónica bebida tras las políticas económicas de EEUU. Crédito: (TikTok/@duncan.garage)

¿Cuántas tazas son las máximas que se pueden tomar?

La bebida, celebrada por su riqueza sensorial, encuentra su complejidad en esa combinación de tradición y azúcar. El piloncillo, que aporta la mayor parte de los carbohidratos, es también el eje de las alertas nutricionales. Una taza generosa en este endulzante equivale a una carga similar a la de un postre ligero.

Sin embargo, los nutricionistas no lo satanizan. De hecho, coinciden en que el consumo moderado —entre tres y cinco tazas al día, siempre y cuando se controle la dosis de piloncillo— puede ser compatible con una dieta saludable. ¿La clave? El equilibrio.

Lejos de ser solo una fuente de energía rápida, el café de olla ofrece antioxidantes que participan en la reducción de procesos inflamatorios, la protección celular y la prevención de enfermedades degenerativas como el Parkinson. Incluso se ha relacionado con un menor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, aunque el matiz es fundamental: la canela puede ayudar a regular la glucosa, pero el exceso de piloncillo cancela ese beneficio.

¿Qué nutrientes tiene?

La bebida aporta micronutrientes valiosos. Entre ellos, vitaminas B2, B3 y B5, así como minerales esenciales como potasio, magnesio y manganeso. Estos nutrientes favorecen funciones celulares, el sistema nervioso y el equilibrio electrolítico.

El café de olla también sobresale frente a su par americano, más austero en sabor y composición. Mientras este último solo extrae la esencia del café a través del agua, el primero incorpora especias como clavo, anís y canela, ingredientes que no solo enriquecen su perfil sensorial, sino también el nutricional.

Una persona toma café. (Canva)
Una persona toma café. (Canva)

Ahora bien, para quienes viven con diabetes o siguen planes alimenticios bajos en azúcares, los especialistas recomiendan ajustar las proporciones. Reducir el piloncillo o incluso sustituirlo por edulcorantes naturales puede preservar el sabor característico sin comprometer la salud. Lo fundamental es evitar excesos y consultar con un médico si existen condiciones metabólicas previas.

“El café de olla no son solo calorías; es historia, identidad y cuidado en una taza”, señalaron especialistas citados en el análisis. Pero su aporte calórico “no es trivial”. Por eso, transformar la receta sin traicionar su esencia puede ser la vía para mantenerla vigente sin convertirla en un riesgo cotidiano.

Un estudio relaciona el consumo
Un estudio relaciona el consumo de café con una vejez más saludable en las mujeres (fuente: Freepik)
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